El atletismo es un deporte que engancha, apasiona y además, nunca hay límite en la mejora del rendimiento. Normalmente, el corredor siempre quiere más, independientemente del nivel que tenga. El atleta de élite tiene la ¨obligación¨ de mejorar año tras año. Además, la motivación por mejorar también es inherente al atletismo popular. Cuando un corredor empieza a correr, el primer objetivo puede ser terminar un maratón, al año siguiente será bajar de 4 horas, después de 3:30 h, de 3:15 y así sucesivamente. De una manera o de otra, el atleta y el corredor en muchas ocasiones ponen su cuerpo al límite, cada uno en su nivel, y siempre con el objetivo de mejorar año tras año. En la búsqueda de la mejora continua del rendimiento, se intensifican los entrenamientos, los kilómetros semanales, y por lo tanto se corre el riesgo de la temida lesión.
No es la primera vez que se menciona en este blog que el atletismo es un deporte de pacientes, y por lo tanto de constancia. El atleta que tiene constancia en el entrenamiento tiene el éxito asegurado. Constancia implica encadenar años sin lesión. Por lo tanto la reflexión que me gustaría transmitir en esta entrada es la importancia de no lesionarse, y de no tensar la cuerda más de lo debido porque de otra manera estamos ante un riesgo proporcional intensidad / lesión. La mejor manera de regular la intensidad es entrenando con umbrales, y con pulsómetro. Porque además, de esta manera el entrenamiento será también más eficiente. Por otro lado, hemos de ser capaces de identificar nuestros puntos débiles, nuestros desequilibrios musculares, porque TODOS los tenemos. Una vez los identifiquemos, hemos de poner los medios para trabajarlos, y prevenir así la lesión. Correr no es un juego de niños, es un deporte mucho más agresivo de lo que parece; conforme mejoramos nuestra forma física podremos correr más rápido, y la agresividad del impacto sobre nuestro cuerpo también aumentará. Apóyate y asesórate en un buen profesional, porque tu salud está en juego.
En resumen, es importante tener continuidad en el entrenamiento para conseguir nuestro objetivo. Hemos de ser pacientes en la consecución del mismo. De igual manera, dos medios hemos de trabajar para conseguir la continuidad y evitar la lesión. Primero, regular la intensidad entrenando con umbrales y pulsómetro. Segundo, identificar y trabajar nuestros puntos débiles y desequilibrios musculares. La continuidad te llevará al éxito. Paciencia y continuidad son dos palabras mágicas en el atletismo.
