POR QUÉ EL ENTRENAMIENTO FUNCIONAL NO ES LA MEJOR OPCIÓN PARA EL CORREDOR

En un post reciente comentamos dos factores críticos que no han de faltar en un plan de entrenamiento . En primer lugar realizar ritmos controlados de 25´a 30´ a la intensidad adecuada. Ya comentamos en la entrada mencionada que la intensidad ha de ser lo suficientemente intensas como para mejorar nuestro rendimiento pero sin ser excesivamente altas como para castigarnos muscularmente. El segundo componente es el entrenamiento de fuerza. Sin embargo, existen muchas dudas de atletas y entrenadores sobre cómo trabajar la fuerza.

Definir y aplicar el concepto de fuerza al rendimiento no es fácil. En los últimos años se ha puesto de moda el entrenamiento funcional. Sin embargo, cada día tengo más claro que esta opción aunque es la más fácil, ni mucho menos es la más óptima, tanto si hablamos de rendimiento como de salud. Si entendemos como entrenamiento funcional aquel que implica movimientos multi-articulares o compuestos, en contraposición a los ejercicios que trabajan un determinado músculo pronto caeremos en la cuenta de que este tipo de entrenamiento no es precisamente el más adecuado para el corredor. Vamos a explicar por qué.

Recordemos que el cuerpo es un gran compensador, es decir, frente a un movimiento intenso compensa las debilidades de músculos débiles con el trabajo extra de músculos fuertes. El resultado en poco tiempo es una gran asimetría y descompensación muscular que desencadena ya no sólo en un rendimiento comprometido sino además tarde o temprano en lesión. Con trabajo continuado de movimientos compuestos, como es el ¨entrenamiento funcional¨, aumentará todavía más los desequilibrios musculares, y mayor serán estos cuanto más intenso sea el entrenamiento. Es en cierta medida lo mismo que ocurre con la carrera. Frente a intensidades altas de ejercicio, el trabajo de músculo fuerte será mayor, mientras que los débiles, por ser débiles, quedarán prácticamente sin ser utilizados, dando lugar a brutales descomposiciones musculares. Por lo tanto, hemos de replantearnos si realmente el ¨entrenamiento funcional¨ mejorará nuestra fuerza o por el contrario la empeorará por compensación del trabajo de músculos fuertes frente al poco uso de los débiles por ser débiles (Resistance Instiute  & Lucas Leal).

El objetivo de un entrenamiento de fuerza debe de ser trabajar la musculatura débil, pero no la fuerte. El trabajo de las debilidades musculares es fundamental para conseguir un óptimo equilibrio muscular. Recordemos que la principal razón de la aparición de una lesión es precisamente el desequilibrio muscular. De poco o nada nos servirá trabajar la musculatura fuerte, ya que aumentaremos el desequilibrio muscular y el riesgo de lesión será todavía mayor. Es decir, el resultado final será precisamente el contrario al buscado.

En resumen, el entrenamiento funcional no es ni mucho menos la mejor opción para trabajar la fuerza. El primer paso para un entrenamiento de fuerza es identificar la musculatura débil, para posteriormente trabajarla de forma aislada y específica. Solo de esta manera conseguiremos un equilibrio muscular óptimo, para mejorar nuestro rendimiento pero también para tener una estructura músculo-esquelética saludable.

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Luis del Águila

• Doctor en Fisiología.
  (Penn State University, USA).
• Fellowship.
  (Harvard Medical School, USA).
• Licenciado en Bioquímica. 
  (Universidad de Navarra, Pamplona)
• Recordman Nacional Master
• Medallista Internacional Master
• Campeón de España Master
• Campeón Regional Absolut
• Apasionado del Entrenamiento

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