Durante el ejercicio físico, el sistema nervioso es el verdadero regulador del movimiento en conjunción con el sistema muscular. De esta manera, el cerebro determina la cantidad precisa de fuerza que sus músculos requieren para mover una resistencia precisa y, de acuerdo con esto, recluta (activa) la cantidad precisa de fibras musculares necesarias para hacer el trabajo lo más económicamente posible, en términos de sistemas de energía corporales.
El cerebro no recluta las fibras musculares contráctiles al azar. Al reclutar fibras musculares con el propósito de contraer, al cerebro le preocupa la intensidad requerida para realizar un movimiento. Trasladando estos conceptos a la carrera, al cerebro ajusta el reclutamiento de fibras musculares en función de la intensidad de carrera.
Habitualmente se comete el error de asumir que la designación de lento, intermedio y rápido se refiere a la velocidad de contracción de las clases de fibras musculares. De hecho, lo que nos indica esta nomenclatura son los ritmos de fatiga propios de estas fibras: hay fibras “de fatiga lenta,” “de fatiga intermedia” y “de fatiga rápida.”
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