Sin duda mi favorita, San Silvestre Vallecana Internacional.

La San Silvestre Vallecana es una carrera especial, única, y apasionante. Correr por las calles de Madrid en Navidad es algo difícil de describir; ayer literalmente más que correr se voló en Madrid, porque esta ciudad el 31 de diciembre a las 20 h tiene una magia especial, que te lleva en volandas hasta el corazón del Estadio de Vallecas. Un crono de 33´54″ y disfrutando como si fuera la primera vez, allá por el año 1983.

Los entrenamientos que me han llevado hasta aquí en los últimos 4 meses serían difícilmente creíbles por muchos. Cada día estoy más convencido de la importancia de regular la intensidad en los entrenamientos, de recuperar bien de la exigencia de las competiciones, del descanso, de la importancia imperial y prioritaria del trabajo de fuerza por encima de los entrenamientos de carrera, y de la continuidad semana tras semana, mes tras mes, sin lesiones ni percances que puedan perturbar el rendimiento. Además en mi caso, y al igual que en muchos corredores populares, la exigencia laboral es brutal, llegando incluso a situaciones realmente extremas. Ayer día 31 dormí 12 horas seguidas, mi cuerpo me lo pedía, y a pesar de ello me levanté lejos de las mejores condiciones para competir. Después de un desayuno ligero y leer la prensa online decido hacer un trote suave de 20 min por la Quinta de los Molinos en Canillejas, y movimientos de activación con MedX, en Rendimiento NeuroMuscular. Sesión en mi espacio favorito que me sabe a gloria, volver a retomar la vitalidad que necesitaba para 8 horas después correr la San Silvestre.

Ya por la tarde, las sensaciones en el calentamiento son extraordinarias, mi cuerpo y mi mente saben que de nuevo viviremos una experiencia única. Competir «me pone», y los astros se alinean para tener sensaciones de correr volando sin tocar el suelo. Decido salir prudente, buscando las buenas sensaciones, disfrutando cada zancada con soltura. Los primeros 3 km son bajada por Serrano, una calle difícil ya que si te pasas de ritmo, después te bloqueas. La bajada de la puerta de Alcalá a Cilbeles, km 4, una de las zonas más espectaculares, y pasando por delante de para mí el edificio más bonito del mundo, Palacio de Cibeles. Entramos en Paseo del Prado, km 5, punto crítico de la carrera, para llegar a Atocha. Ligero repecho para entrar en Ciudad de Barcelona, aperitivo del «calvario» que viene después. Entramos en el km 6, con griterío de la gente animando, un pasillo para correr y pelos de punta. Aquí el bullicio exterior se mezcla con el silencio interior y mentalización para entrar en la zona más dura, las cuestas de Vallecas. Realmente (o al menos es lo que está en mi mente) es solo 1 km, del 8,5 al 9,5 km que requiere sufrir disfrutando, especialmente en la última cuesta, sabiendo que el premio es la entrada en el Estadio de Vallecas. Aquí se vuela, bajada para entrar en meta sin sentir las piernas, y disfrutando de un momento que no cambiaría por nada un 31 de diciembre a las 20.33 h.

«Feliz Año Nuevo y km de Salud para el 2019»

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Luis del Águila

• Doctor en Fisiología.
  (Penn State University, USA).
• Fellowship.
  (Harvard Medical School, USA).
• Licenciado en Bioquímica. 
  (Universidad de Navarra, Pamplona)
• Recordman Nacional Master
• Medallista Internacional Master
• Campeón de España Master
• Campeón Regional Absolut
• Apasionado del Entrenamiento

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